MONOCROMIA URBANA
Las ciudades son una metáfora de la mente humana, de su propio origen y creador: el hombre. Los escenarios cambian pero ellas piensan y sienten por sí mismas. No importa el lugar, las ciudades nos reflejan, porque son en esencia lo mismo que nosotros, nos identifican, nos captan, y retratan tal como somos. Ahí estamos inmersos en su diversidad, ahí nos observamos en una infinita gama de contradicciones que desembocan en una asombrosa y perfecta armonía.
Las ciudades no dejan de mirarnos. Ellas nos captan y retratan hasta la más fina partícula de nuestro ser. Dentro de nosotros hay puentes y calles estructuras, edificios, arcos, ventanales. De lo grandioso a lo sutil, de lo ordenado a lo caótico, somos una metáfora de nuestra propia obra. Pasión, soledad, luces y sombras… en concreto : es la misma esencia que nos anima. Eso somos. Por eso nos ven, nos recuerdan la forma de nuestra existencia.